domingo, 8 de agosto de 2010

Diario del Viajero de la noche. 25 de febrero de 2057

El Fuego. El fuego. Al princio fue el fuego, y el fuego nos extinguirá a todos.Llevo caminando, siete años,
dos meses y quince días.Hoy, creo que es 25 de febrero del año 2057, si no me falla mi ya obsoleto calendario electrónico.Salí de una ciudad con un sol que alimentaba el cuerpo y el alma.Marché de la tierra donde nací y fui niño, para buscar a Ilaia, al norte, al norte; pero su detector de coordenadas me engaña,debe de sufrir algúna clase de distorsión,de alteración magnética que me hace caminar en círculos herráticos, sin destino definido, y mi alma se siente confundida, mis huesos ateridos y mis músculos cansados.En ocasiones creo que no podré caminar ya más.Pero nace un nuevo día, y con él crecen mis esperanzas de estar cerca de Ilaia.
Hace seis meses que no cesa la lluvia. Anoche abandoné Thurso y navegué a las islas Orcadas. Circumbalé la rocosa osamenta de la isla, hasta llegar a su puerto, Kirwal, donde nadie me esperaba. Esta noche, miré al cielo.Era añil y negro. Y contemplé un cometa fugaz en la constelación de Virgo, y Aldebarán brilló entre las turbias y penumbrosas nubes.
Ilaia, me envió hace ya años un escueto mensaje: " búscame donde creas que nunca me encontrarías. Te amo viajero de la noche...". Al principio, me acompañó mi perro, Azul. Hasta que murió. Lo cubrí con ramas y hojas de acebo y hojarazca.Y vi brillar sus ojos justo antes de cubrirlo, eternamente. Fijamente dirigidos hacia el cielo.
Las coordenadas de Ilaia, me dirijen a Islandia. Si yo fuera Dios, la traería hasta mis brazos, bebería de la
miel de sus labios,de sus pechos y me calentaría de este invierno eterno con su piel caliente...A veces recuerdo una frase, que me decía mi madre, al dormirme de niño:" hijo mío.Si alguna vez, cuando seas un hombre, no tienes nada, ten los sueños de un niño...".
No sé si encontraré a Ilaia antes que el cansancio acabe con mis ya precarias y debilitadas fuerzas.Pero ella es mi norte, y mi sur, mi este y mi oeste. Sólo la certeza imprecisa que Ilaia aún vive y me aguardan sus labios, me alimenta el camino y hace que mi corazón, siga latiendo....(continuará)

(autor: El viajero de la noche-juan manuel miranda)

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