Había un viejo boxeador.
Con la cara cortada
como hachazos por
de la vida.
Paseaba por las
calles de nuestra
ciudad,
llevaba su banqueta
y su caja de limpiabotas,
y cuando entraba en un bar
todos le decían:
¡Ey Kid Kanfort !, pasanos
un poco de betún por
los zapatos...
¡Como estás campeón!
Y el viejo se encojía de hombros,
sacaba unos recortes arrugados
de su sucia cartera,
y repetía: " yo fui un buen
peso medio.Pude
enfrentarme a Fred Galiana..el duro..
pude ser grande, y combatir
con Young Sánchez,
quien sabe....
ya nadie lo sabrá.." repetía
como una anónima letanía,
una y otra vez: " ya nadie lo sabrá..."
mientras se tomaba un copa
de Fundador, y escupía
a los zapatos de los parroquianos
para lustrar sus buenos zapatos,
y sacar unas pesetas, para dormir
en la pensión de putas de la calle
Plocia...y quizás poder acercarse
a una de las chicas,
para que le hiciera barato
un francés....
Y tenía las orejas como dos coliflores,
y los dientes le bailaban como
Fred Astaire, y las piernas y los riñones
se negaban a funcionarle bien,
y a veces en los wateres de los bares,
orinaba un hilo de sangre roja,
que salpicaba la sucia taza,
con gotas color rubí.
Y si le dabas un Ducados, o un Bisonte
y un anís Machaquito, te contaba su vida.
Como noqueó, al Rubio Mantecas, en la
plaza de toros de Albacete,
y como le saltaron tres dientes de un directo
de Ray Ramirez en Tomelloso,
o como una vez un tipo con el que peleó
en una velada en Badajoz, se puso
una puntilla en el guante, que le hizo
tantos agujeros, que la saliba le salía
por las mejillas, por los ojos,
por la frente, por los dientes...
" Yo pude ser grande dice....
pero de eso ya quien se acuerda....
Ahora soy una mierda,
huelo como ellas,
vivo como ellas,
y me recojerán como ellas...
pero hubo noches de focos
en mi cara, y de periodistas
y fotógrafos en mi vestuario aguardando,
y gachís de bandera
esperando a que invitara a alguna
esa noche a cena y a catre..."
Sí, el viejo fue grande,
aunque nunca lo fuera.
Vivía de sus recuerdos,
muertas sus esperanzas,
dilapidadas sus ilusiones,
como cuando de niño empezó a
entrenarse en el gimnasio
del barrio de Santa María..
y veía en el Nodo, combates
de Rocky Marciano o de
Jack Lamotta; cuando las pupílas
le brillaban, y aún el corazón
le impulsaba por sus venas una
sangre joven y soñadora.
Y un día, pronto, caería
definitivamente, por un k.o
enviado por el puto destino.
Y alguien diría, un día en un
barucho cualquiera, de manera
distraida, como quien diría
si se ha sulfatado para evitar
la plaga de cucarachas....
" ¿Has visto utimamente a Kid Kanfort...? "
Y todos dirían que no, porque el viejo
Kid, llevaría ya meses criando jaramagos,
y porque el destino nos devora a todos,
como a Kid, como a los juguetes rotos
de la vida, como a los restos agrios
del vino, como a la escoria y a los trozos
pestilentes de los pescados de desecho,
como una perra devora sus propios
cachorros al nacer.
Y el destino actua calladamente, como un traidor,
como un asesino silencioso,
sólo se le puede oir llegar, si
callamos la voz, e incluso la respiración.
Llega como el mudo brotar de una semilla.
Llega como el ciego bibizeo de una culebra.
Como el lento descender de una gora de cera
de una vela.
Como el invisible respirar de un sueño roto.
Como el anónimo silencio de la muerte.
Llega y sin hacer ruido, como la noche
que invade nuestras casas.
Como el último latido de una vida
LLega como la lenta agonía de los peces
fuera del agua..
Llega como la sangre mana....
(Juanma Miranda)
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