lunes, 4 de octubre de 2010

Un payaso contempla una pálida estrella



















Un payaso contempla una pálida estrella. Lívido
el viento. Late. El corazón de carbón y acero.
El clown terminó su espectáculo.
Hizo reir de su impostura, de su hipocrecía
al público. Vuelto al hotel mira el firmamento ignoto.
Y se siente hombre libre. Poeta sin cadenas,
de la noche.
El neón del bar, pestañea púrpura, rojo, verde, amarillo.
Llueve, como si llorase la noche.
Y se fuma un cigarro, y pide al Dios de los herrantes,
que el sufrimiento sea leve, que los hombres no demoren su fin,
que la sangre no se derrame por las calles.
Que los cuerpos se encuentren en las cálidas penumbras.
Y apagó su cigarro contra la pared mojada por la lluvia.
Y se metió en la cama. Y siguió la costumbre
de dormir. Y siguió la costumbre de vivir,
La vida pues es una costumbre.
Como pedir Malboro,como follar sin ansias,como hacer reir con malditas lasganas.
Pero si se nace payaso, amigo, la has cagado.
No sólo puedes estás jodido por la vida, sino que aún
debes de hacer reir a unos imbecilespara poder comer.
Debí, ser contable como mi padre. Piensa para sí mismo. O funcionario.
O dentista. Cualquiera de esos trabajos, en el que aún teniendo
mala leche,te seguirán pagando.

(Juanma Miranda)

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